Escultora barroca, fue la primera mujer reconocida en la Corte, llegando a ser escultora de cámara de Carlos II y Felipe V. Todavía hoy es una desconocida y su nombre sólo ocupa una breve referencia en la mayoría de las monografías, víctima de un olvido secular. Aunque su vida estuvo llena de dificultades al ser mujer en una época claramente dominada por los hombres, fue una mujer emprendedora que luchó para alcanzar la fama, en un camino lleno de dificultades. Trabajadora incansable y buscadora con un talento que, a pesar de las incomprensibles reticencias que, aun hoy, persisten, superaba al de sus colegas masculinos en muchas de sus obras. Una de sus atribuciones más polémicas, La Esperanza Macarena, todavía suscita bastantes discusiones.
Luisa
Ignacia Roldán Villavicencio conocida popularmente como "La
Roldana", nace en Sevilla el 8 de septiembre de 1652, en el seno
de una familia de artistas escultores. Su padre, Pedro Roldán, había
emigrado desde Granada en 1647 y tenía un próspero negocio de
tallas religiosas. En el taller familiar aprendieron y trabajaron
todos los hijos de Pedro y su esposa, Teresa de Jesús Mena Ortega y
Villavicencio. Pero mientras los hermanos de Luisa seguían los pasos
de su padre, las tres hijas del artista se dedicaban a la parte más
delicada de las obras: dorar, estofar y todas aquellas tareas
consideradas “femeninas”. Pero ella pronto se decantó por imitar
a su padre y sus hermanos diseñando y tallando sus propias
esculturas.
Demostró
ser la más dotada de todos y por eso su padre comenzó desde muy
pequeña a ofrecerle algunos encargos que pudieran afianzarla en la
escultura. Le transmitió toda su experiencia y le proporcionó una
educación excepcional para una mujer de esos tiempos. Luisa debió
dedicar mucho tiempo al estudio, de hecho todo su posterior trabajo
está inspirado por una profunda formación religiosa que solo la
lectura de obras literarias y libros sagrados podía proporcionarle.
La
maestría de Luisa fue de gran ayuda en el próspero taller de su
padre que en poco tiempo había crecido y necesitaba de más
aprendices y operarios. Además, Pedro no sólo trabajaba en su
negocio sino que también dedicaba parte de su tiempo a ejercer de
profesor en la Academia de Sevilla. Así, Luisa empezó a tomar las
riendas de muchos de los proyectos que llegaban al taller y su fama
empezó a crecer..
Tanto
Luisa como sus dos hermanas se casaron con ayudantes del negocio
familiar. Pedro desaprobó rotundamente la elección de Luisa, que se
casa en contra de la voluntad paterna con el escultor Luis Antonio de
los Arcos mediante un casamiento “clandestino”. El día 17 de
diciembre de 1671, a petición de Luisa, el arzobispo de Sevilla
mandó “secuestrarla” de su casa paterna para que la pareja
pudiera manifestar su libre deseo de casarse ante un juez de la
Iglesia e independientes de sus familias. Su deseo se cumplió como
un “regalo de Navidad”, porque el 25 de diciembre de 1671, a
pesar de que el famoso padre todavía estaba protestando, Luisa y
Luis Antonio celebraron su boda en la Iglesia de San Marcos.
Juntos
formaron un taller propio y empezaron un trabajo mutuo, en el que
ella tallaba y esculpía, llevando el peso de los encargos y del
trabajo del taller, y él policromaba, pero enseguida comprueba que
su marido demuestra ser lo que ya había vaticinado su padre:
bebedor, pendenciero y poco interesado en el trabajo de pintar sus
tallas, dotado sólo para gastar el dinero que ella ganaba con un
esfuerzo notable. Como si no fuera suficiente de los seis hijos que
nacieron, cuatro murieron antes de los dos años .
Los
primeros años de vida independiente Luisa no consiguió grandes
encargos. Fue entonces cuando decidió desarrollar una técnica
personal trabajando el barro. Este material era considerado entre el
mundo artístico escultórico de baja categoría. Pero Luisa
consiguió moldear figuras de alta calidad con este material y empezó
a recibir encargos. También se cree que las relaciones con su padre
mejoraron, ya que constan algunas colaboraciones entre ellos. Las que
destacan, son los cuatro ángeles realizados por La Roldana para el
paso de Semana Santa del Cristo de la Exaltación y para esta misma
Hermandad las figuras de los «dos ladrones» que constan como hechos
por su marido Luis Antonio de los Arcos, pero que en su mayor parte y
por su estilo podría atribuirse a Luisa Roldán.
Su
escultura fue de temática religiosa, siguiendo las directrices del
Concilio de Trento de humanizar el arte de las imágenes, para poner
la religión más cercana al pueblo. Realizó esculturas de tamaño
natural para procesionar, en madera o de barro cocido con policromía,
así como también otras de pequeños grupos de devoción para
particulares y conventos, con gran movimiento y expresividad con
plenas características del arte barroco. Ejecutó numerosos belenes
en terracota de estilo italiano, inclinándose más por los que
formaban una escena de la Natividad como grupo escultórico unido.
Al
mismo tiempo, eran cada vez más frecuentes los conflictos con su
marido. Pero en aquella fase oscura de su vida, la reconciliación
con su padre influyente constituyó un rayo de esperanza para Luisa.
Por su prestigio, abrió alguna y otra puerta para su hija y pronto,
después de haber realizado varias obras importantes por mediación
de su padre, Luisa obtuvo el nombre La Roldana.
La
reconciliación entre padre e hija también se manifestó en una obra
común, ya alabada por sus contemporáneos: el Paso monumental de la
cofradía “La Exaltación“ (el que procesiona cada Jueves Santo
por la tarde por las calles de Sevilla).
Después
de una etapa de aprendizaje y primeras obras realizadas en Sevilla,
se trasladó a Cádiz. De esa época nos ha dejado el Ecce Homo
que se conserva en la catedral de Cádiz, en el que se autonombra
como «insigne autora» de la imagen ayudada por su marido y que está
fechado el 29 de junio de 1684 y en cuya parte posterior se
encuentran diversos esbozos de rostros. De estas mismas fechas
se encuentran diversos Ecce Homo, como el de la iglesia de San
Francisco de Córdoba —atribuido por Sánchez Peña— y el de la
capilla de Nuestra Señora de Belén del convento de Santa Cruz
también de Córdoba que muestran gran semblanza con el de Cádiz.
Uno
de los primeros encargos recibidos ya instalada en Cádiz, fue el de
los diputados municipales de las fiestas de los Patronos de Cádiz,
que propusieron la realización de las esculturas de San
Servando y San Germán para ser expuestas en la sala Capitular del
ayuntamiento de la ciudad, actualmente veneradas en una capilla de la
catedral Nueva de Cádiz. En uno de estos santos —San Servando—
se encontró un documento que ponía:«diseñado por Pedro Roldán,
hecho por Luisa Roldán y dorado y estofado por Luis Antonio de los
Arcos»
En
1688, Luisa, su marido y sus dos hijos (otros cuatro vástagos no
habían sobrevivido) se trasladaron a Madrid para buscar nuevas
oportunidades. La ambición de La Roldana se centra en un nuevo
destino: el Palacio Real en Madrid. Era su deseo conseguir lo que
ninguna mujer hasta entonces había logrado: ser nombrada "escultora
de cámara" por el Rey. En aquella época hubo un lobby de
artistas sevillanos en la Corte de Madrid que desde el triunfo del
genio Velázquez se había establecido allí. La Roldana habrá
intentado de aprovechar los contactos de esos artistas sevillanos,
pero tenía una desventaja decisiva: era mujer.
Esperando en vano el gran éxito durante tres años, tuvo que fabricar pequeñas obras de barro cocido, especialmente belenes, para aristócratas caprichosos, hasta que en 1692 logró el triunfo con su versión dramática del Arcángel San Miguel aplastando al Diablo. La escultura, que es de madera policromada y algo mayor que el natural, muestra al Arcángel venciendo al demonio al que tiene bajo sus pies, todo ello con gran movimiento y dramatismo. Según se cuenta, Luisa se autorretrató en la cara de San Miguel y puso el rostro de su marido al demonio, representando el Bien y el Mal respectivamente. Y es que, hay opiniones sobre que Luisa también podía aprovechar esa obra maestra para un análisis despiadado de su crisis matrimonial, presentando el Diablo con la cara de su marido vicioso y prestando su propio rostro al Ángel que lucha valientemente por la victoria de la luz y de la vida. Sólo se puede especular sobre los detalles de los conflictos entre Luisa y su esposo, el que no sólo en esta obra de arte, sino también en la vida real, siempre se mantuvo en su sombra.
El Rey Carlos II. quien había pedido esa escultura para decorar una sala del Escorial, se mostró muy contento con la obra, y el día 15 de octubre de 1692, nombró a la creadora de la misma “real escultora de cámara”.
Esperando en vano el gran éxito durante tres años, tuvo que fabricar pequeñas obras de barro cocido, especialmente belenes, para aristócratas caprichosos, hasta que en 1692 logró el triunfo con su versión dramática del Arcángel San Miguel aplastando al Diablo. La escultura, que es de madera policromada y algo mayor que el natural, muestra al Arcángel venciendo al demonio al que tiene bajo sus pies, todo ello con gran movimiento y dramatismo. Según se cuenta, Luisa se autorretrató en la cara de San Miguel y puso el rostro de su marido al demonio, representando el Bien y el Mal respectivamente. Y es que, hay opiniones sobre que Luisa también podía aprovechar esa obra maestra para un análisis despiadado de su crisis matrimonial, presentando el Diablo con la cara de su marido vicioso y prestando su propio rostro al Ángel que lucha valientemente por la victoria de la luz y de la vida. Sólo se puede especular sobre los detalles de los conflictos entre Luisa y su esposo, el que no sólo en esta obra de arte, sino también en la vida real, siempre se mantuvo en su sombra.
El Rey Carlos II. quien había pedido esa escultura para decorar una sala del Escorial, se mostró muy contento con la obra, y el día 15 de octubre de 1692, nombró a la creadora de la misma “real escultora de cámara”.
A
partir de esta fecha realiza numerosos grupos escultóricos en barro,
belenes portátiles y obras de pequeño formato que gozaban de gran
aceptación entre la nobleza cortesana. Si bien este nombramiento le
dio fama y prestigio, la gran crisis que atravesaba España hizo que
los pagos de la corona se retrasaran, llegando a tal extremo que
apenas si tenían donde vivir. Aunque se le asignó un salario de
cien ducados anuales, el pago real no lo recibía, por lo que tuvo
que hacer varias peticiones para conseguir mantener a su familia. Las
peticiones fueron primero al propio rey al que en el año 1693 le
solicitó la concesión de una habitación en las casas del Tesoro
—lugar cercano al Alcázar y donde vivían gran parte de los
artistas de cámara del rey— ya que ni siquiera con su «plaza de
escultora pobre no tenía donde vivir ni ella ni sus hijos». Pasaron
luego a ser dirigidas a la reina Mariana de Neoburgo, a la que
recordaba que llevaba seis años a su servicio y pedía que le
dieran: «vestuario o una ayuda de costa o lo que fuese de su mayor
agrado»; en otra carta del mismo año añadía:«por estar pobre y
tener dos hijos, lo paso con grandes estrecheces pues muchos días
falta para lo preciso para el sustento de cada día».
Mientras
tanto, en Sevilla, su padre continuaba trabajando. pero Luisa, nunca
quiso volver a su ciudad natal, decidió aguantar en Madrid y vivir
en situación de auténtica miseria.
En
1699 murió su padre, nombrando herederos a todos sus hijos y entre
ellos a Luisa. De esa misma fecha es la Virgen con el Niño, con
cierta influencia del gótico flamenco —Luisa habría visto en el
taller de su padre un libro de estampas que poseía de Alberto
Durero— por lo que le pudo inspirar en alguna de sus obras; esta
Virgen se encuentra en el convento de San José o de «Las Teresas»
de Sevilla y está firmada con fecha en la parte posterior. De esta
misma fecha son los grupos en terracota policromada que se exponen en
el Museo Provincial de Guadalajara de la Sagrada Familia con el Niño
dando sus primeros pasos y San Joaquín y Santa Ana con la Virgen
niña.
En
el año 1700 murió el rey Carlos II y el nuevo rey Felipe V, llegó
a España en abril de 1701. Luisa Roldán presentó al nuevo rey dos
obras, un Entierro de Cristo y un Nacimiento, a la vez que le enviaba
una solicitud para que se sirviera nombrarla nuevamente escultora de
Cámara y pidiéndole «casa para vivir y ración para mantenerse
ella y sus hijos... hasta que con fecha de octubre de 1701 el
nuevo rey le concedió otra vez el nombramiento de escultora de
Cámara.
Carlos
II había encargado a la escultora una imagen de Jesús Nazareno para
enviarla como presente a Inocencio XI, pero ante el fallecimiento del
papa en 1689, se destinó para el monasterio de El Escorial.
Finalmente, debido a la muerte del rey, la escultura se quedó en el
taller de La Roldana y pasó a poder de sus hijos, quienes se
desprendieron de ella junto con una Dolorosa para ser enviada al
convento de las Religiosas Clarisas —conocidas como Nazarenas— de
Sisante.
A
pesar de su fama, su trabajo para un mecenas madrileño, el duque del
Infantado y el nombramiento de Accademica di Merito por la
prestigiosa Accademia di San Luca di Roma "Maddona di relievo di
cretacotta fatta de sua maño coloritta...", Luisa nunca
disfrutó de fortuna económica y muere firmando una declaración de
pobreza.
La
fecha de fallecimiento de Luisa Roldán no se sabe con certeza ya que
no ha aparecido el documento de defunción de la artista. Se sabe que
fue antes del 13 de octubre de 1706, fecha del testamento de su madre
en el que deja herederos entre otros familiares a «sus nietos María
y Francisco, hijos legítimos de Luisa Roldán, su hija difunta, que
fue mujer de Luis Antonio de los Arcos, vecino de Madrid.»
Su
obra.
Las
esculturas de la Roldana se caracterizaron por unas formas de gran
expresionismo y sentimiento, logradas con melenas de cabellos y
ropajes ondeando, como si fueran movidos por una brisa sanadora.
Obra
atribuida por algunos autores a La Roldana, es la imagen de la Virgen
de la Macarena, entre ellos el profesor Hernández Díaz, quien
comenta el parecido con La Dolorosa de Sisante, obra posterior y de
atribución segura a esta autora. La profesora de historia del arte
García Olloqui, experta en la obra de Luisa Roldán, cree que La
Macarena guarda «cierto parecido con la Virgen de la Soledad, obra
documentada de La Roldana, de c. 1688, de la Cofradía del mismo
nombre de Puerto Real (Cádiz)».
La
Virgen de la Estrella, perteneciente a la Hermandad de la Estrella,
tradicionalmente atribuida a Juan Martínez Montañés, tras una
restauración efectuada en 2010, el Instituto Andaluz de Patrimonio
Histórico (IAPH), atribuyó la imagen a la producción del taller
artístico del matrimonio .
Otro
tipo de imágenes marianas también atribuidas a esta escultora, se
encuentran dentro de su estancia en Sevilla, como la Virgen de la
Sede en la iglesia del Hospital de los Venerables Sacerdotes y que se
encuentra catalogada, en el inventario de dicho hospital realizado
entre 1920 y 1930.
La
Virgen con el Niño de la Academia de Medicina de Sevilla, está
considerada como de la escuela de Pedro Roldán pero muy relacionada
con su hija Luisa. Otras imágenes importantes son la Virgen del
Carmen, existente en el convento carmelita de Santa Ana y en el
convento de Santa María de Jesús la imagen principal de la Virgen
titular, colocada en el retablo mayor y cuyo resto escultórico fue
realizado por Pedro Roldán. Una imagen conocida como la Virgen
Peregrina se conserva en el museo de las Madres Benedictinas del
monasterio de la Santa Cruz de Sahagún y está atribuida a esta
escultora. La imagen llegó al monasterio en 1967 procedente del
santuario de la Peregrina de la misma ciudad y consta que fue
comprada en Sevilla en 1687. Aunque en esa fecha Luisa Roldán se
había trasladado a Cádiz, es posible que esta imagen se quedara en
el taller de la familia Roldán, donde pudo ser adquirida.
Tradicionalmente
se le ha atribuido la hechura de la Imagen de Nuestra Señora de la
Soledad de la Hermandad del Santo Entierro de Dos Hermanas. Sin
embargo, se ha considerado una atribución dudosa.
También
de su taller son el Señor de la Humillación perteneciente a la
Cofradía de la Piedad y que se encuentra en la iglesia de Santiago
Apóstol, sede de la Hermandad; las imágenes de San Juan Bautista y
de San José están colocadas en un altar barroco de la parroquia de
San Antonio. En la iglesia del monasterio de Nuestra Señora de la
Piedad se encuentra un grupo escultórico representando una Sagrada
Familia.
Entre
los temas realizados por La Roldana, se encuentran las
representaciones de Niño Jesús; una de la más populares es la
llamada Niño Jesús quitapesares de la iglesia de San Pedro en Arcos
de la Frontera; está en la hornacina principal del retablo mayor y
forma parte del conjunto escultórico de la Divina Pastora.
En
Jerez de la Frontera, se le atribuyen las imágenes del Niño Jesús
de la Hermandad del Dulce Nombre de Jesús en el convento de Santo
Domingo, un San José de la iglesia de San Lucas, un Ángel
confortador del paso de la Cofradía de la Oración en el Huerto y
para la Hermandad del Prendimiento la imagen titular que es una
valiosa imagen barroca procesional. En la población de Sanlúcar de
Barrameda, los dos ángeles del convento de Madre de Dios, así
como un nacimiento del convento de los Capuchinos. Entre las imágenes
para procesionar de la Semana Santa en Sanlúcar de Barrameda se
encuentra la de Nuestra Señora de los Dolores que ya existía en el
momento de constituirse la Hermandad, por lo que posiblemente era del
siglo XVII o principios del XVIII. Hay autores que la atribuyen a
Luisa Roldán, mientras que otras fuentes la atribuyen a Jerónimo
Hernández.
De
sus tiempos en Madrid es la obra El descanso en la huída a Egipto
(c. 1691) con temas iconográficos tomados de un dibujo de Miguel
Ángel y de una obra del Veronés. Esta obra de Luisa es nombrada
como «La Sagrada Familia de la colección Güell» por Sánchez
Cantón, y también como «Nacimiento de Jesús del conde Güell».
Otro
grupo en la misma línea que el anterior, es el de Los Desposorios
místicos de Santa Catalina, obra firmada por la autora y que se
encuentra en la Hispanic Society of America en Nueva York, en la que
también se conserva la Muerte de la Magdalena y que después de
haber estado atribuida, se encontró la firma de la autora colocada
cerca de los pies del ángel de la derecha de este grupo.
En
la catedral de Santiago de Compostela se encuentra un relieve de la
Virgen de la leche, posiblemente regalo del rey a su prometida
Mariana. Con este mismo tema mariano y de esta época madrileña,
existe un boceto en Sevilla y una imagen en el convento de las
capuchinas de Málaga y otra en una colección particular de Madrid.
También
pertenece a esa etapa, uno de los ángeles en talla policromada, obra
atribuida a Luisa Roldán del retablo de la capilla de Nuestro Padre
Jesús del Gran Poder en la Colegiata de San Isidro (Madrid).
Localización
de obras en museos y colecciones
Arcos
de la Frontera. Iglesia de San Pedro: Divina Pastora con Niño Jesús
quitapesares.
Barcelona.
Colección del Conde Güell: El descanso en la huída a Egipto.
Bilbao.
Museo de Bellas Artes: Descendimiento.
Cádiz.
Catedral Nueva de Cádiz Ecce-Homo, San Servando y San Germán y
ángeles pasionarios. Iglesia de San Antonio: San José y San Juan
Bautista. Iglesia de Santa Cruz: San Antonio de Padua. Monasterio de
Nuestra Señora de la Piedad: Sagrada Familia.
Córdoba. Iglesia de San Francisco: Ecce-Homo
Guadalajara.
Museo Provincial de Guadalajara: San Joaquín, Santa Ana con la
Virgen niña y Sagrada Familia con el Niño dando los primeros pasos
Jerez
de la Frontera. Convento de Santo Domingo: Niño Jesús perteneciente
a la Hermandad del Dulce Nombre de Jesús. Iglesia de San Lucas: San
José.
León.
Convento de las Carbajalas: Nuestro Padre Jesús de la Misericordia.
Londres.
Victoria and Albert Museum: Aparición de la Virgen a San Diego.
Los
Ángeles. The Getty Center: San Ginés de la Jara.
Madrid.
Convento de las Descalzas Reales: Arcángel San Miguel. Convento de
San Ildefonso de las Trinitarias (enfermería): Inmaculada. Colegiata
de San Isidro: seis ángeles pasionarios en el retablo de la capilla
del Cristo.
Móstoles.
Ermita de Nuestra Señora de los Santos: Jesús Niño y San Juan
Bautista.
Nueva
York. Hispanic Society of America: Muerte o éxtasis de María
Magdalena y Desposorios místicos de Santa Catalina
Puente
Genil. Antiguo convento de los PP. Franciscanos: Virgen de los
Ángeles.
Puerto
Real. Iglesia de la Victoria: Virgen de la Soledad.
Puerto
de Santa María.Iglesia prioral: Dos ángeles lampareros y Nazareno.
Rute.
Parroquia Nuestra Señora del Carmen: Virgen del Carmen.
San
Lorenzo de El Escorial. Monasterio de El Escorial: Arcángel San
Miguel aplastando al diablo.
Sahagún.
Monasterio de Santa Cruz: Virgen Peregrina.
Sanlúcar
de Barrameda. Convento de Madre de Dios: dos ángeles del
transparente de la iglesia. Convento de los Capuchinos: Nacimiento
Sevilla.
Catedral de Sevilla: Niño Jesús.
Hermandad
de La Exaltación: Cuatro ángeles pasionarios.
Hermandad
de la Estrella: Virgen de la Estrella.
Hermandad de «los Panaderos»:
Virgen de Regla. Hospital de los Venerables: Virgen de la Sede.
Convento de Santa Ana: Virgen del Carmen.
Convento
de Santa María de Jesús: Santa María de Jesús y Nacimiento.
Convento
de las Teresas: Virgen con Niño. Monasterio de Nuestra Señora de la
Piedad: Sagrada Familia.
Sisante.
Iglesia de las Hermanas Nazarenas: Nazareno y Virgen Dolorosa.
Toronto.
Royal Ontario Museum: San Miguel.
Gran
Canaria. Catedral de Canarias: San Fernando Rey
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