Hermandad
del Santísimo Sacramento, Pontificia y Real Archicofradía de
Nazarenos de la Sagrada Presentación de Jesús al Pueblo, Santísimo
Cristo de la Sangre, Nuestra Señora de la Encarnación Coronada y
San Benito Abad.
Sevilla
datos
historicos
Tras
una breve estancia en la parroquia de Santa Ana, hacia 1565 sus
cofrades adquieren en propiedad un solar en la cava vieja, donde
edificarían casa hospital y capilla para el culto de sus imágenes:
el Cristo de la Sangre, crucificado tallado en 1553 por Francisco de
Vega y policromado por Pedro Jiménez, y la Virgen de gloria de Ntra.
Sra. de la Encarnación, efigie de candelero para vestir, atribuida
al círculo artístico de Juan Bautista Vázquez “el
Viejo”, y
que, aunque muy retocada, aún conserva la corporación.
En
1587 el Cardenal Rodrigo de Castro dicta decreto por el cual todos
los hospitales existentes en la ciudad (cuya cifra estaba cercana al
centenar) se reducirán para un mejor servicio, fundiéndose sus
propiedades en dos grandes centros: el hospital del Amor de Dios y el
del Espíritu Santo. Los hermanos ante esta situación defendieron
ante la comisión designada a tal efecto, la propiedad del hospital,
así como de la necesidad de mantener el culto diario en esa zona del
barrio, con lo que forzaron a desistir a dicha comisión de su
inicial propósito
La
Hermandad en esta época efectuaba regularmente su estación de
penitencia a la parroquia de Santa Ana en la tarde del Jueves Santo
con la imagen del Crucificado, pasando a partir de 1634 a realizarla
en la tarde del Viernes Santo, incorporando ya la imagen dolorosa de
la Virgen de la Encarnación que conocemos en la actualidad.
A
lo largo del siglo XVII se alcanzaría un cierto esplendor y
popularidad, prueba de ello es que se disfrutaban de tributos por
juros y mandas testamentarias, por alquileres de propiedades en el
barrio, contando también con las aportaciones procedentes de las
fundaciones de capellanías de misas y con el recibimiento de
diversas donaciones por parte de los devotos. Durante este periodo se
acometerían importantes obras de reforma en la capilla, además de
la renovación de los pasos procesionales.
Llegamos
así hasta el siglo XVIII con una corporación ya consolidada
plenamente y que efectuaba con bastante regularidad su estación de
penitencia por el barrio, sobre todo a partir de la segunda mitad de
la centuria, sin descuidar los cultos anuales y, especialmente, la
Función a la Virgen de la Encarnación que se celebraba en su
festividad litúrgica el día 25 de Marzo.
Con
fecha 18 de Febrero de 1763 el provisor del Cardenal Solís aprueba
las nuevas reglas de la Hermandad redactadas el año anterior, que
vienen a sustituir a las primitivas que se encontraban desaparecidas.
Dichas constituciones serían posteriormente aprobadas por el Consejo
Supremo de Castilla con fecha 16 de Septiembre de 1789.
En
1792 la Capilla sufriría las terribles consecuencias de la riada que
afectó a Triana, que produjo el desplome de sus pilares y techumbres
por lo que la Hermandad se vio obligada a restaurarla en profundidad.
Ello supuso un importante desembolso económico que repercutió
negativamente en la vida de la corporación, suspendiéndose la
salida procesional durante varios años. El 18 de Mayo de 1794, como
acción de gracias por la finalización de las obras se celebró una
solemne función y posterior procesión con la Virgen de la
Encarnación de gloria.
En
la procesión de 1808 el Cristo sufrió un accidente, cayendo al
suelo y haciéndose pedazos, descubriéndose de esta manera su
autoría al encontrarse un documento en su interior. Afortunadamente
la imagen pudo ser restaurada, celebrándose una solemne función al
ser repuesta al culto el día 25 de Marzo de 1809.
Una
nueva procesión letífica tuvo lugar el 25 de Marzo de 1830 con la
imagen de la Virgen de la Encarnación de gloria, que hacía treinta
y seis años que no salía.
El
Viernes Santo de 1845 realiza por primera vez su estación de
penitencia hasta la Catedral atravesando para ello el puente de
barcas que unía Triana con Sevilla. Estrenaban el paso del Cristo,
de estilo neoclásico. El palio, de plata, era el más rico de la
época y en su techo figuraba una paloma, motivo por el cual la
dolorosa era conocida como la “Palomita de Triana”. Los nazarenos
vestían túnicas de cola de color rojo en el Cristo y negro en la
Virgen. Poco después la corporación entra en decadencia,
procesionando por última vez desde Triana en 1848.
Sería
en el año 1868 cuando la Hermandad volvería a resurgir celebrando
incluso una procesión con la imagen de la Virgen de la Encarnación
de gloria, pero en ese mismo año la Junta revolucionaria decreta el
cierre al culto dela Capilla, que sería derruida en 1874, siendo
trasladada la imagen del Cristo a un pueblo de la provincia, mientras
que la de la Virgen pasó en 1875 a la Iglesia de San Benito. Este
hecho constituye el fin de la etapa trianera de la Hermandad y el
comienzo de la devoción a la Virgen dolorosa de la Encarnación en
el barrio de la Calzada.
El
6 de Junio de 1921 el Cardenal Almaraz aprueba las nuevas reglas de
la Hermandad con sede en la iglesia filial de San Benito Abad, en las
que se añade el título de la Sagrada Presentación de Jesús al
Pueblo, fijándose como día de salida el Martes Santo. En el año
siguiente procesiona por primera vez desde su nueva sede con dos
pasos; en el primero se contemplaba a Jesús en el momento de su
presentación al pueblo, imagen tallada por Esteban Domínguez y que
hoy se venera como Cautivo en Villanueva del Río. En el segundo, con
todos sus enseres prestados por varias Hermandades, la Virgen de la
Encarnación bajo palio. Vestían sus nazarenos túnica blanca con
antifaz y capa negra en el Cristo, y túnica y antifaz color crema
con capa roja en la Virgen.
La
Hermandad no volvería a salir hasta 1928 en que lo hace con el nuevo
misterio de la Presentación al Pueblo, incluido la imagen del Señor,
obra del escultor Castillo Lastrucci, estrenándose igualmente el
paso y los hábitos de los nazarenos, que son los actuales,
compuestos por túnicas y capas blanca y antifaces de terciopelo
morados. La Virgen volvería a salir en 1930, estrenando para ello la
totalidad de sus enseres.
En
1958 la Hermandad se constituye como Sacramental al haber sido
convertida en parroquia la iglesia de San Benito, y en 1966 el Papa
Pablo VI concede los títulos de Pontificia y Archicofradía.
En
1967 la nueva imagen del Cristo de la Sangre tallada por Buiza un año
antes procesiona por primera vez a la Catedral, mientras que el
Martes Santo de 1971 el Cardenal Bueno Monreal bendice e impone a la
Virgen la corona de oro de ley que han donado los hermanos y devotos.
El
18 de Febrero de 1991 el Cristo de la Sangre preside el Via-Crucis de
las Hermandades de Sevilla que organiza el Consejo de Cofradías.
El
Sábado Santo de 1992 el paso de misterio figura en el cortejo del
Santo Entierro al igual que ya hiciera en 1965, y entre los meses de
Junio y Julio forma parte de la muestra “Los Esplendores de
Sevilla” en la parroquia del Divino Salvador.
El
1 de Diciembre de 1994 el alcalde de Sevilla impone a la Santísima
Virgen la réplica de la medalla de oro de la ciudad concedida a las
Hermandades sevillanas en un acto celebrado en la parroquia de San
Benito. El 10 de Diciembre de ese mismo año, tras un Triduo
preparatorio, es coronada canónicamente por el Arzobispo de Sevilla
Fray Carlos Amigo Vallejo, la imagen de Nuestra Señora de la
Encarnación en la Santa Iglesia Catedral.
En
1998, tras su aprobación en cabildo extraordinario, se incorpora a
San Benito Abad como titular de la Hermandad.
En
el año 2003 se conmemora el 75 aniversario de la bendición de la
imagen del Señor en su Sagrada Presentación al Pueblo, celebrándose
una serie deactos, entre los que destaca la procesión extraordinaria
de la imagen sobre el paso del Cristo de la Sangre, que recorrió la
feligresía el 25 de Enero. Culminó la conmemoración con una
solemne función oficiada el 25 de Marzo.
Durante
el año 2004 se conmemora el 450 aniversario fundacional de la
Hermandad con un amplio programa de actos, culminándose las
celebraciones el 11 de Diciembre con un Solemne Pontifical, celebrado
el en el jardín de la residencia de las Hermanitas de los pobres, y
la posterior procesión extraordinaria de Ntra. Sra. de la
Encarnación en su paso de palo por las calles de la feligresía.
Finalmente,
el 15 de julio de 2005 son aprobadas por la autoridad eclesiástica
la Reglas por las que la corporación se rige en la actualidad.
Imagenes
El
Señor de la Presentación al Pueblo, como todo el Misterio, es obra
de Castillo Lastrucci (1928). Estan realizadas en madera policromada
y representa el momento en que Pilatos presenta a Jesús al pueblo.
En el aparece Jesús con las manos atadas y vestido hasta la cintura.
Se conjunta el Misterio con Pilatos, dos soldados, un judío,
Claudia, su sirvienta y un esclavo negro.
El
Cristo de la Sangre es obra de Buiza (1966). Imagen de un crucificado
que representa el momento en que Jesucristo dio su sangre por nuestra
salvación.
La
Virgen de la Encarnación es obra anónima del siglo XVII. Imagen de
vestir, inclina la cabeza hacia la derecha con la mirada baja, tiene
tallada la cabeza y manos.
pasos
procesionales
En
el primer paso se representa el "Ecce Horno", Jesús es
presentado al pueblo por Poncio Pilato. El Redentor es sujetado con
una soga por un esclavo negro que lleva además un flagelo. A la
izquierda de Jesús se encuentra un soldado romano que lo escolta,
con una lanza en su mano izquierda y una trompeta en la derecha.
Contempla la escena un miembro del sanedrín que porta la sentencia.
En la trasera del paso, junto al trono de Pilato, se encuentran
Claudia Prócula, esposa de éste, su sirvienta y un centurión
romano que porta el senatus.
Todas
las esculturas las realizó Castillo Lastrucci de Lastrucci en 1928.
El Señor es Imagen de talla completa con sudario y viste túnica de
terciopelo granate bordada en oro por Carrasquilla en 1965. Luce
potencias de oro y pedrería de Manuel de los Ríos de 1992.
Otros
elementos del paso son el Trono (1985) y pebetero (1992) de Antonio
Martín, dorado por Angel Feria y Artesanía Arosa, respectivamente.
La loba amamantando a Rómulo y Remo que remata el trono así como el
sillón son de Castillo Lastrucci (1948), este último reformado y
enriquecido por Antonio Martín (1985). Senatus para el centurión en
metal plateado obra de Villareal (1965). Trompeta para el soldado
romano en plata sobredorada realizada por Manuel de los Rios (1999)
El
conjunto va sobre un paso de estilo barroco rocalla diseñado y
tallado en madera de pino de Flandes por Antonio Martín Fernández
(1967-68), iluminado por candelabros de guardabrisas. Ebanistería de
Francisco Bailac. Cartelas y ángeles de Francisco Buiza (1968).
Figuras de los Apóstoles en los respiraderos de Francisco Berlanga
(1985). Dorado por Herrera y Feria (1968-69). Faldones de terciopelo
morado con broches en las esquinas bordados en oro en Albaida del
Aljarafe (1983). Llamador en bronce fundido de Juan Sánchez Vela
(1987).
En
el segundo paso figura el Santísimo Cristo de la Sangre, tallado en
madera de pino de Flandes por Francisco Buiza Fernández en 1966.
Representa a Cristo fijado a la Cruz por tres clavos tras su muerte y
ya herido por la lanzada. Se observa relajación en sus miembros y
abundante sangre en todo su cuerpo. El sudario o paño de pureza ciñe
su cintura y se anuda al lado derecho. Su cabeza se inclina hacia la
derecha reclinándose sobre el pecho. Posee unas potencias de plata
sobredorada labradas por Jesús Domínguez en 1966.
Va
sobre un paso de estilo barroco diseñado y tallado en madera de pino
de Flandes por Antonio Martín Fernández (1967-69), iluminado por
candelabros de guardabrisas. Ebanistería de Francisco Bailac.
Cartelas, ángeles, santos, evangelistas y ángel custodio de
Francisco Buiza (1969), llevando éste una Custodia de plata labrada
por el taller de Villarreal (1972). Dorado de Luis Sánchez Jiménez
(1969). Faldones de terciopelo burdeos con broches en las esquinas
bordados en oro por Enriqueta Martín Reina (1969). Llamador de metal
de Luis Vacearo (1989).

Viste
saya de terciopelo azul bordado en oro por Fernández y Enríquez
(1990) y manto de terciopelo burdeos de los mismos autores (1980).
Sobre sus sienes luce corona de oro labrada por Fernando Marmolejo en
1971. En su pecho lleva un puñal de oro de Manuel de los Ríos
(1993).
La
Imagen procesiona bajo palio de estilo barroco bordado en oro y seda
sobre terciopelo burdeos por Juan Manuel Rodríguez Ojeda (1930-3 l),
pasado y enriquecido por José Guillermo Carrasquilla Perea
(1978-79). Medallón del techo de palio con el misterio de la
Encarnación en marfil y sedas de Juan Arenas (1983). Faldones de
terciopelo burdeos con broches en las esquinas bordados en oro y
escudo de la Hermandad en el frontal, de Fernández y Enríquez
(1994).
Obras
de orfebrería son los candelabros de cola (1958), varales (1959),
juego de jarras (1959 y 1963) y peana (1964) de Manuel Villarreal,
labrado todo sobre metal plateado. Los respiraderos en plata de ley
son también de Villarreal (2001). Candelabros de entrevarales de
alpaca plateada (198 1) y llamador de plata (1994) de Manuel de los
Ríos. Candelería de alpaca plateada del taller de Villarreal
(1984). En la delantera del paso imagen del Angel de la Guarda en
plata de ley, de Villarreal (1963)
Hábito
Procesional
Las
túnicas son Sotanas y capas blancas, con antifaces de terciopelo
morados.
estación
de penitencia: martes santo
casa
hermandad:
Calle
San Benito, 4 - 41018 - Sevilla
Enlace: san benito, sevilla
Su
Templo
parroquia
de san benito abad
c/San
Benito, 2 - sevilla
Las
más antiguas referencias que se conocen sobre el lugar donde se
alzaría la primitiva iglesia datan del año 562, cuando al parecer
es edificado por el rey godo Atanagildo un monasterio dedicado a San
Cristóbal. Hay otros historiadores que mantienen la opinión de que
aquel templo fue en su origen una mezquita musulmana, dedicada con
posterioridad al cristianismo, al ser tomada la ciudad por Fernando
III el Santo. Según la tradición, en este lugar se celebró la
primera Misa tras la reconquista, mandando San Fernando consagrar la
antigua mezquita, para poder celebrar allí la Santa Misa en los
treinta días posteriores a la rendición de la ciudad, pues el
monarca había pactado con los musulmanes no entrar en ella durante
ese período de tiempo.
La
presencia en Sevilla de los monjes benedictinos, provenientes del
convento burgalés de Santo Domingo de Silos, se remonta al momento
citado de la reconquista de la ciudad en 1248, aunque será en 1259
cuando la orden se establezca en la capital, pues en dicho año el
rey Alfonso X concede mediante Privilegio a Don Rodrigo, abad de
Santo Domingo de Silos unas tierras junto a la Puerta de Carmona, en
la llamada Calzada de la Cruz, donde los religiosos alzarían su
iglesia y convento.
A
finales del siglo XVI comienza a edificarse el actual templo, bajo la
dirección del afamado arquitecto Juan de Oviedo y de la Bandera,
autor asimismo de su diseño, pasando con posterioridad a ser
dirigida la obra por el maestro de albañilería y sobrino del
arquitecto, Andrés de Oviedo, concluyéndose en el año 1612 con la
inestimable ayuda económica de los marqueses de Tarifa.
La
comunidad religiosa estuvo establecida en el monasterio hasta el año
1835 en que fueron exclaustrados y se puso en venta el mismo, si bien
la iglesia continuó abierta al culto convirtiéndose en filial de la
parroquia de San Roque.
En
el año 1956, mediante decreto del Cardenal Arzobispo de Sevilla, Dr.
D. José María Bueno Monreal, la iglesia es convertida en parroquia,
mientras que en 1958 la Hermandad de penitencia se constituye como
Hermandad Sacramental de la parroquia.Fábrica
exterior
La
iglesia presenta su fachada principal, que se encuentra a los pies
del templo, a la calle San Benito, mientras que la correspondiente al
lateral de la nave de la Epístola asoma a la calle Luis Montoto;
ambas contienen sendas portadas. El lado correspondiente a la nave
del Evangelio lleva adosada nuestra Casa de Hermandad, la cual se
comunica interiormente con el templo. Por último, la fachada
correspondiente a la zona del presbiterio y que aloja las
dependencias pa rroquiales, asoma a la vecina residencia de ancianos
de las Hermanitas de los Pobres.
La
portada principal es adintelada, llevando sobre su cornisa una
hornacina con un retablo cerámico en el que se representa a San
Benito Abad. A ambos lados de la puerta se sitúan dos retablos
cerámicos en los que se representan a los titulares cristíferos de
la Hermandad. La portada lateral está formada por un arco de medio
punto enmarcado con dovelas y se decora con un altorrelieve con los
símbolos del reino de Castilla y León y un arquitrabe decorado con
cruces griegas y de la orden de Calatrava. Sobre éste se sitúa una
una hornacina que contiene un retablo cerámico con la efigie de
Nuestra Señora de Valvanera.
La
torre se erige a los pies de la nave de la Epístola y consta de un
solo cuerpo y la zona de campanas. El primero es liso mientras que el
segundo contiene vanos de medio punto en los cuatro frentes,
sustentados por grupos de pilastras toscanas que sujetan la parte
superior, donde se alza un chapitel ochavado que se decora con
cerámicas, quedando rematado por una cruz de forja, situándose
jarrones en las esquinas de la base.
Descripción
Interior
Atravesando
la puerta principal accedemos al interior a los pies de la nave
central, sobre la que se abre el coro, que posee un hermoso órgano
de tubos fechado en el siglo XIX. Desde este punto se despliegan las
tres naves que forman la iglesia, siendo la central de mayor altura y
longitud que las laterales, quedando rematada por una bóveda de
medio cañón y sustentada por columnas toscanas pareadas unidas por
arcos de medio punto. Sobre estos se sitúan ventanas con celosías a
modo de tribunas, alternadas con frontones y yeseras.
El
altar mayor, situado en la cabecera de la nave central de la
parroquia, consta de antepresbiterio y presbiterio. En este último
se sitúa el retablo mayor, de estilo neoclásico, que consta de
banco, dos cuerpos divididos en tres calles y ático, estando
policromado, en tonalidades cremas y rosáceas que imitan el veteado
del mármol. Preside el primer cuerpo la escultura de Nuestra Señora
de Valvanera, obra anónima del siglo XVII titular de la Hermandad de
gloria establecida en este templo, mientras que en el segundo cuerpo
figura la efigie del titular de la parroquia, San Benito Abad, de
autor anónimo datada en el siglo XVIII. En el ático se sitúa la
escultura de San Fernando, obra de José de Medinilla en 1717.
En
las calles laterales de los dos cuerpos se hallan seis pinturas,
añadidas en 2005, con las imágenes de San Pedro, San Hermenegildo,
San Isidoro, San Leandro, Santa Justa y Santa Rufina.
Recorriendo
la nave del Evangelio desde su cabecera, donde se halla la capilla
del Santísimo Cristo de la Sangre, nos encontramos en primer lugar
con un lienzo con representación de Santa Gertrudis pintado por Juan
del Castillo en 1625.. A continuación se dispone un altar de estilo
neoclásico que acoge una escultura de la Inmaculada Concepción de
María, realizada en 1958 por Francisco Buiza. Seguidamente, y tras
pasar ante la gran puerta que comunica la parroquia con nuestra Casa
de Hermandad, encontramos otro altar neoclásico dedicado al Sagrado
Corazón de Jesús de la fábrica religiosa catalana de Olot. El
último de los altares laterales contiene la imagen de San Antonio de
Padua, obra de Antonio Castillo Lastrucci de 1960.
La
nave de la Epístola, donde se ubica la capilla sacramental, presenta
primeramente un lienzo de Santo Domingo de Silos atribuido a Juan del
Castillo. Le sigue un altar neoclásico presidido por la Virgen del
Buen Alumbramiento, bellísima escultura atribuida a Roque Balduque.
A continuación, y tras pasar ante la portada lateral de la iglesia
que desemboca a la calle Luis Montoto, encontramos otro altar
neoclásico que cobija a las imágenes de San José con el niño
Jesús, obras anónimas del XVII. Finalmente hallamos un sencillo
altar con la imagen de Nuestra Señora del Carmen, escultura
dieciochesca de tamaño académico. Sobre este altar se observan
restos en muy mal estado de una pintura al fresco que representa a
San Cristóbal.
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