Ilustre
y Venerable hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús de las
Penas y María Santísima de la Esperanza.
Córdoba
Datos
Históricos
Tras
la Guerra Civil, las autoridades eclesiásticas, civiles y militares
tratan de dar un fuerte impulso a la Semana Santa y recuperar el buen
momento vivido durante los años de Primo de Rivera. Un corto número
de cofrades pertenecientes a las hermandades cordobesas más
tradicionales se ponen a la tarea apoyados por un corto número de
personas de las élites políticas, económicas y sociales.
Los
primeros intentos se realizan alrededor de aquellas imágenes que
habían mantenido un culto continuado y poseían la infraestructura
necesaria para su inmediata salida procesional. Algo más tarde, el
proceso culmina con la aparición de una serie de nuevas fundaciones
cofrades denominadas popularmente "hermandades de posguerra".
El
día 8 de diciembre de 1939, fiesta litúrgica de la Inmaculada
Concepción de María, tiene lugar el primer acto constitutivo de la
Hermandad con la aprobación de los Estatutos en la Parroquia de
Santa Marina de Aguas Santas. El 28 de febrero de 1940 se termina de
erigir la Piadosa Hermandad y Cofradía de Penitencia del Santo
Cristo de la Sentencia y María Santísima de la Esperanza, se
aprueban sus primeros estatutos y se designa consiliario al párroco
de esta feligresía, Don Amador Moreno Cabello. En esa misma sesión
se nombra primer Hermano Mayor de la Cofradía a D. Ricardo López.
Suárez-Varela, Teniente de Hermano Mayor a Don Rafael Sánchez Núñez
y Camarera de Honor a S.A.R. Doña Esperanza de Borbón, adoptándose
como escudo una "áncora abrazada por una Corona de Espinas",
símbolos respectivos de la Esperanza y de la Pasión, a los que
tiempo después se añadirían dos símbolos referentes a la estrecha
vinculación con la parroquia de Santa Marina de Aguas Santas; el
Dragón de Santa Marina y su Palma de Martirio.
El
Domingo de Ramos, día 17 de marzo de 1940, a las siete y treinta de
la tarde, media hora después de la prevista, la Cruz de Guía se
pone por primera vez en la calle para procesionar a María Santísima
de la Esperanza. Los batidores a caballo de la Guardia Municipal
abren el desfile seguidos de la Banda de Cornetas y Tambores de la
Casa de Socorro-Hospicio. Los penitentes visten túnicas blancas y
capirotes verdes y los cargos llevan capas blancas. Los concejales
Raposo, Cruz Conde y Fernández Natera ostentaron la presidencia
municipal. La imagen mariana que se venera y procesionó en ese
momento fue una antigua escultura de autor anónimo, talla completa y
dimensiones algo inferiores al natural, propiedad de Don Rafael
Rodríguez Ortega, miembro de la familia Rodríguez Correa. Esta
imagen, muy popular entre el colectivo gitano cordobés, concitó que
buena parte de sus primeros cofrades fuesen de raza gitana marcando
para siempre "el estilo, la forma de procesionar y de estar”
en la calle de la Hermandad. Por eso es conocida hoy como la
hermandad de los Gitanos.
Tras
estos primeros años de posguerra en los que prolifera la fundación
de nuevas hermandades y la reorganización de otras antiguas, se
produce un proceso de consolidación que aunque no afecta a todas de
la misma forma, algunas llegan incluso a desaparecer, se prolonga
hasta la crisis que vivirá el mundo cofrade cordobés en los años
sesenta. En 1944 el cortejo penitencial estrena la mesa para el paso
de la Virgen (ya que lo venía haciendo gracias a una cedida por la
Hermandad del Resucitado), la bandera Concepcionista y un nuevo y
corto itinerario que, alejado de las calles habitadas por el
colectivo gitano, provoca numerosos roces y problemas con los
hermanos.
En
la Semana Santa de 1946 será la última salida procesional de la
primitiva imagen de la Virgen. La imposibilidad de rendirle culto
continuado, las infructuosas tentativas de adquirirla en propiedad y
la advertencia del propietario de no volverla a prestar, lleva a la
Junta de Gobierno a decidir hacerse con una imagen propia aceptando,
como solución provisional, el ofrecimiento de Amador Moreno Cabello,
párroco de Santa Marina y consiliario, de una imagen de la Virgen
que se encontraba en la capilla pegada al lado del Evangelio. En ese
mismo año, la Hermandad contactó con el joven escultor Juan
Martínez Cerrillo. El 1 de agosto de ese año se le encarga la
reforma del paso (respiraderos de talla) y la imagen de María
Santísima de la Esperanza cuya bendición después de mucho retraso
se realizó el 16 de febrero de 1947. La ilusión despertada por la
posesión de la nueva imagen desencadena la consecución de mejoras
para su embellecimiento. En 1948 la Cofradía logra estrenar una saya
color turquesa, las gualdrapas del paso y encarga a Cerrillo la
confección de un palio y el bordado del manto. Para costearlos, la
hermandad realizó un festival taurino aprovechando las collaciones
de mayor sabor taurino de la ciudad. El estreno del palio conlleva
que el paso no pudiara salir de su sede canónica, la parraquia de
Santa Marina de Aguas Santas, que con ello el cambio de recorrido.
Finalizando
el año, en noviembre de 1953, tiene lugar otro hecho trascendental
para la Hermandad al contratarse, por importe de siete mil pesetas,
la realización de la imagen del Señor y el proyecto de paso para
Juan Martínez Cerrillo. Su bendición bajo la advocación de Ntro.
Padre Jesús de las Penas tuvo lugar el 27 de marzo de 1954.
Las
cofradías de "posguerra", de manera generalizada, fueron
fundadas sin respaldo devocional, sustentadas por un pequeño núcleo
cofrade que se activa sólo o principalmente durante la cuaresma, el
apoyo del clero parroquial donde están asentadas y el manto
protector de las autoridades civiles y militares del régimen
político surgido de la Guerra Civil. Esto, junto con otras
consideraciones, derivará en una crisis de la que no se saldrá
hasta que, mediados los años setenta, la masiva incorporación de
jóvenes al mundo cofrade cordobés impulse definitivamente nuestra
Semana Santa.
En
el año 1958 se produce la primera salida procesional de Nuestro
Padre Jesús de las Penas y se estrena, con este motivo, el paso de
guadamecíes que diseñará Juan Martínez Cerrillo. En 1959 se
aprueba alquilar a las MM. Clarisas, un lateral del aledaño convento
de Santa Isabel de los Ángeles, acondicionándolo para solucionar el
tremendo problema del entoldado provisional desde el que se realiza
la salida procesional los últimos años.
La
Crisis se agravada al año siguiente cuando la Agrupación de
cofradías, ante la presión de los comerciantes, alarga la carrera
incluyendo la zona centro. Esta crisis se vive de forma importante en
nuestra Hermandad siendo una de las tres cofradías que en 1962
suspendió su salida procesional por disconformidad con el itinerario
oficial.
El
8 de diciembre de 1977, por las obras de restauración emprendidas en
Santa Marina y gracias a las facilidades ofrecidas por Manuel Márquez
González, párroco de la Iglesia de San Andrés Apóstol, se produce
el traslado de la Cofradía a dicho templo con la coincidencia del
Rosario de la Aurora.
En
1979, los Titulares salen por fin juntos desde San Andrés. Pero no
es la única novedad. Una cuadrilla de hermanos costaleros se faja
por primera vez bajo las trabajaderas de Mª Stma. de la Esperanza y
baja la Cuesta del Bailío, convirtiendo ese momento en una de las
señas de identidad que quedarán para el futuro ya que son miles las
personas que acompañan nuestro desfile penitencial en este lugar. Al
termino de las obras en la parroquia de Santa Marina se decidió por
la seguridad que ofrecía a los titulares y a la especial belleza que
el templo aporta a la salida y entrada de los Titulares, se decidó
permanecer en San Andrés convirtiéndose así en un cambio oficioso
y definitivo de sede canónica lo que comenzó sólo como una
situación temporal. Pero la hermandad mantuvo el tránsito ante su
primitiva sede en todas sus estaciones penitenciales hasta el año
1997, en cuyo año empezaron las obras de restauración de San Andrés
que hicieron salir a la Cofradía desde su Casa de Hermandad y era
inviable el paso por el barrio.
En
1989 se celebra el Cincuentenario Fundacional de la Hermandad y para
conmemorarlo se organizan toda una serie de actos. Otro hecho
destacado es que en 1989 es la contratación del nuevo paso de Ntro.
Padre Jesús de las Penas por un importe de 4.300.000 pesetas.
En
1991 se produce una entrevista con el imaginero cordobés Antonio
Bernal Redondo para que le realizarle el encargo de las nuevas
imágenes del misterio, con las que se transformará totalmente la
estética del paso del Señor. Dos años más tarde, en 1993, Ntro.
Padre Jesús de las Penas procesiona acompañado de las figuras
realizadas por Antonio Bernal; dos esclavos, dos romanos y un
sanedrita, conformando un conjunto equilibrado que es pronto la
admiración del pueblo cordobés.
El
15 de diciembre del 2002, culmina el sueño anhelado de la hermandad
tiempo atrás con la presentación de la Banda de Música "María
Santísima de la Esperanza" en un acto público celebrado en la
parroquia de San Andrés. También la rápida progresión en estos
últimos años de la banda del paso cristo, A.M.la pasión(de
linares) y la compenetración de esta con la cuadrilla de costaleros
han supuesto nuos "andares del paso" que han atraído a los
fieles. La hermandad ha ido cogiendo protagonismo en estos últimos
años convirtiendose en una de las más influyentes hermandades de la
Semana Santa cordobesa, y su particular cuesta de bailío, ninguna
hermandad más lo hace, se ha convertido en uno de los "puntos
calientes" del Domingo de Ramos en la Semana Santa andaluza.
Imágenes
En
noviembre de 1953, la Hermandad y Cofradía encarga la realización
de la imagen de Ntro. Padre Jesús de las Penas al imaginero cordobés
Juan Martínez Cerrillo, siendo bendecida el día 27 de marzo de 1954
en una ceremonia celebrada en Santa Marina en la que actuó como
padrino el matador de toros "Calerito", a quien la
Hermandad agradecía con esta distinción su contribución al ajuar
de la Virgen.
Su
rostro, de acusado perfil gitano, presenta expresión de cansancio y
abandono, a la vez que un semblante sereno, de una penetrante
tristeza y de una edificante humanidad; unos ojos de mirada profunda
e infinita, párpados caídos, pómulos marcados y labios
entreabiertos. Las sienes, ceñidas por la corona de espinas, manan
gotas sangre que suavemente caen por frente y pómulos. La imagen
despierta un enorme sentimiento de compasión en quien la contempla.
El
Misterio:
Las
figuras realizadas por Antonio Bernal en madera de cedro y
policromadas se presentan como esculturas para vestir, dotadas de
gran realismo y representadas en movimiento, realizando la acción:
- El sanedrita está representado de pie, con el brazo izquierdo
extendido, exigiendo que sus órdenes sean cumplidas. Viste túnica
blanca y manto azul cubriendo su cabeza con una tiara que alude a la
dignidad religiosa. La espada es obra realizada por Florián.
- Los soldados romanos han sido caracterizados de acuerdo con la
época; llevan calzas, faldellín corto y coraza, así como
relucientes cascos decorados con plumas blancas.
- Los
esclavos, con los cuerpos desnudos, sólo se cubren con un calzón
corto, según era habitual en el momento en que se desarrolla la
escena. Su autor, por petición expresa de la Hermandad, se inspiro
en modelos reales, eligiendo dos gitanos cordobeses para efigiar a
los esclavos.
Juan
Martínez Cerrillo talló la bendita imagen de Mª Stma. de la
Esperanza.
imagen
de vestir de tamaño natural, una Virgen morena, de rostro juvenil y
aniñado, con una expresión de dolor contenido por unos intensos
ojos verdes que parecen retener el llanto.
Pasos
Procesionales
Es
un paso de estilo neobarroco con diseño de Antonio Díaz Fernández
y carpintería del mismo autor realizado en madera de pino de Flandes
entre los años 1990-1992, con unas dimensiones de 4'30 por 2'40 m. y
una canasta de 1'45 m. de altura.
Presenta
una canastilla de vuelta con una talla muy henchida, cabezas de
querubines y con cartelas sobrepuestas para dar más realce al
conjunto (único en su género) decoradas con el escudo de la
Hermandad, el ancla marinera y la corona de espinas (frontal), las
fachadas de nuestras sedes canónicas en los laterales (derecha Sta.
Marina e izquierda San Andrés), motivos heráldicos de las cofradías
hermanas del Domingo de Ramos en las esquinas y trasera.
En
1946 se encarga a Juan Martínez Cerrillo la reforma de la talla de
la mesa y cuatro años más tarde, en 1950, María Santísima de la
Esperanza procesiona bajo un palio de ochava por primera vez.
En
1950 se estrenaron los varales, realizados en metal plateado por
Angulo en Lucena, y el palio, confeccionado por las Madres
Adoratrices de Córdoba con techo y bambalinas de malla, encaje,
terciopelo verde, guadamecíes y sedas de colores, decorados con el
escudo de la Hermandad portado por Ángeles y símbolos de la
Esperanza. Diseñado por Juan Martínez Cerrillo, la combinación de
los distintos materiales hacía diferente a este palio, destacándose
por su gran vistosidad.
En
1953 se incorporaron los candelabros de cola y la candelería de 83
piezas, realizada en metal plateado por Angulo en Lucena por un total
de 12.000 pts. La iluminación con luz de cera, usada ese año por
primera vez, confiere al paso una gran plasticidad habida cuenta que,
ante su escasez, era frecuente iluminar con luz eléctrica (como se
aprecia en la fotografía superior).
Los
respiraderos se realizaron en 1962, estando hechos por Angulo de
Lucena en alpaca plateada y cincelada realzada con tondos circulares
dorados decorados con los emblemas de la Pasión. Fueron restaurados
en el año 2001.
En
1965 sale a la calle por primera vez con los faldones bordados, algo
inusual en los pasos cordobeses de aquella época. Las gualdrapas
habían sido adornadas por las Madres Adoratrices utilizando, según
versiones, los bordados de aplicación del antiguo manto realizado
en 1944 y los bordados inicialmente previstos para el manto de 1966.
Casa
Hermandad: C/ Escañuela nº 10
Su
Templo
Iglesia
de San Andrés
Las
obras de la Iglesia primitiva comenzaron en el último cuarto del
siglo XIII y terminan en 1489, cuando se levanta la portada principal
con elementos del último gótico. Se erigió con el típico modelo
cordobés de planta rectangular de tres naves divididas en tramos por
arcos apuntados, sin crucero y con ábsides en la cabecera, el
central poligonal precedido de un espacio rectangular y los laterales
planos. La nave central era más alta y ancha que las laterales y
todas se cubrían con techumbre de madera.
Por
estos mismos años se comenzó la decoración interior del templo. En
abril de 1499 Andrés Fernández concierta con los hermanos de la
cofradía de las ánimas del Purgatorio el retablo de la Asunción,
una pieza de notable interés debido a la escasez de obras de este
período, siendo un claro exponente de la retablística de mediados
de siglo. Esta formado por banco, cuerpo de tres calles (central y
laterales) y ático.
La
parroquia vio culminada su obra arquitectónica en el siglo XVI,
durante el mandato del Obispo Fray Martín de Córdoba y Mendoza
(1578-1581), cuando se construyó la torre inspirada en el modelo
diseñado por Hernán Ruiz II para la vecina iglesia de San Lorenzo.
La torre está realizada en piedra y es de planta cuadrangular, con
dos cuerpos, destacando en el primero los escudos del obispo Córdoba
y Mendoza.
Durante
el siglo XVII San Andrés vio como sus paredes se decoraban con
lienzos que le confieren un interesante patrimonio pictórico. Entre
ellos cabe destacar la serie que representa un Apostolado de medias
figuras catalogada por Ramírez de Arellano como de la escuela de
Céspedes y realizada probablemente por Juan de Peñalosa (atribuido
por Valverde Madrid a Antonio Monroy), a quien se atribuye también
un Crucificado de 1610, los dos lienzos de Antonio del Castillo
fechados en 1650 (Adoración de los Reyes y Descendimiento) o la
"Inmaculada" firmada por Antonio Acisclo Palomino en 1670.
A
finales de siglo la Cofradía de Ntro. Padre Jesús del Buen Suceso
debió encargar la imagen de su Titular que, aunque de autor
desconocido, se relaciona con el taller de Roldán y sus seguidores.
En
el siglo XVIII, ante las malas condiciones que presentaba el
edificio, se elevó un nuevo edificio que se amplió con terrenos del
cementerio parroquial y cambió de orientación, convirtiendo la
cabecera, naves y portada principal en los brazos del crucero del
nuevo templo. Las obras concluyeron en 1733 y fueron realizados por
los hermanos Juan y Luis Aguilar, maestros del Obispado de Córdoba,
que proyectaron un edificio de planta rectangular y cabecera recta,
con crucero y tres naves de tres tramos, cubriendo con bóvedas de
aristas las naves y el presbiterio, con cañón con lunetos los
brazos de la cruz y con bóveda baída el crucero. La fachada
principal es una composición en hastial dividida en tres calles,
siendo la central más ancha que las laterales y coronada por frontón
triangular a cuyo pie se encuentra la portada principal, que presenta
quebrada cornisa decorada con el escudo del que fuera mecenas de toda
esta reforma, el Obispo Siuri, y una hornacina con la imagen de San
Andrés Apóstol.
Nada
más concluir las obras se procedió al exorno del nuevo templo. La
Capilla del Sagrario fue la primera que vio cubierto su testero
principal con el retablo de columnas salomónicas realizado por Juan
Fernández del Río en 1739. Por los mismos años se debió realizar
el altar de Ntra. Sra. de los Ángeles y su pareja, el altar de San
José. En la nave de la Epístola está el Altar de Animas fechado en
1721, formado por una mesa de mármol negro y un gran lienzo de
medio punto que presenta a la Virgen rodeada de santos sacando a las
almas del purgatorio.
A
mediados de siglo, gracias a la gestión del Obispo Miguel Vicente
Cebrián, se acometió la realización del retablo del altar mayor
encargándose a Alonso Pérez la talla de un banco de piedra negra
según planta y perfil de Teodosio Sánchez Cañada, quien intervino
a su vez en la ejecución del retablo diseñado por la gubia
hispalense de Pedro Duque Cornejo, a quien se deben también las
esculturas de San Rafael, San Miguel, los dos Ángeles de la Pasión
y el crucificado debiéndose la escultura de San Andrés al mismo
Teodosio Sánchez. El trabajo lo culminaría Luis Romero entre
1763-1765, con el dorado del retablo y el estofado de las siete
esculturas.
A
comienzos del siglo XIX Juan Nepomuceno Henao costeó el altar de San
Juan Nepomuceno, formado por un retablo de estética clasicista con
la imagen coetánea del titular y Dª Dolores Muñoz sufragó el
altar de Jesús Nazareno protagonizado por un lienzo del titular.
Igualmente, la actual Capilla del Bautismo, de planta rectangular y
cubierta plana, procede de la reforma realizada en este siglo.
Ya
en el siglo XX, además de la donación de un Cristo de Animas por
ángel Redel en 1924, se produce un significativo incremento de la
imaginería procesional con la adquisición por parte de la Cofradía
del Buen Suceso de la imagen de Ntra. Sra de los Dolores, obra
realizada por Joaquín Sánchez en 1982, y posteriormente con la
imagen de Mº Stma. de la Caridad realizada por Miguel ángel Jurado
en 1991.
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