martes, 30 de octubre de 2012

La Esperanza, Córdoba


Ilustre y Venerable hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús de las Penas y María Santísima de la Esperanza.


Córdoba



Datos Históricos


Tras la Guerra Civil, las autoridades eclesiásticas, civiles y militares tratan de dar un fuerte impulso a la Semana Santa y recuperar el buen momento vivido durante los años de Primo de Rivera. Un corto número de cofrades pertenecientes a las hermandades cordobesas más tradicionales se ponen a la tarea apoyados por un corto número de personas de las élites políticas, económicas y sociales.
Los primeros intentos se realizan alrededor de aquellas imágenes que habían mantenido un culto continuado y poseían la infraestructura necesaria para su inmediata salida procesional. Algo más tarde, el proceso culmina con la aparición de una serie de nuevas fundaciones cofrades denominadas popularmente "hermandades de posguerra".

El día 8 de diciembre de 1939, fiesta litúrgica de la Inmaculada Concepción de María, tiene lugar el primer acto constitutivo de la Hermandad con la aprobación de los Estatutos en la Parroquia de Santa Marina de Aguas Santas. El 28 de febrero de 1940 se termina de erigir la Piadosa Hermandad y Cofradía de Penitencia del Santo Cristo de la Sentencia y María Santísima de la Esperanza, se aprueban sus primeros estatutos y se designa consiliario al párroco de esta feligresía, Don Amador Moreno Cabello. En esa misma sesión se nombra primer Hermano Mayor de la Cofradía a D. Ricardo López. Suárez-Varela, Teniente de Hermano Mayor a Don Rafael Sánchez Núñez y Camarera de Honor a S.A.R. Doña Esperanza de Borbón, adoptándose como escudo una "áncora abrazada por una Corona de Espinas", símbolos respectivos de la Esperanza y de la Pasión, a los que tiempo después se añadirían dos símbolos referentes a la estrecha vinculación con la parroquia de Santa Marina de Aguas Santas; el Dragón de Santa Marina y su Palma de Martirio.

El Domingo de Ramos, día 17 de marzo de 1940, a las siete y treinta de la tarde, media hora después de la prevista, la Cruz de Guía se pone por primera vez en la calle para procesionar a María Santísima de la Esperanza. Los batidores a caballo de la Guardia Municipal abren el desfile seguidos de la Banda de Cornetas y Tambores de la Casa de Socorro-Hospicio. Los penitentes visten túnicas blancas y capirotes verdes y los cargos llevan capas blancas. Los concejales Raposo, Cruz Conde y Fernández Natera ostentaron la presidencia municipal. La imagen mariana que se venera y procesionó en ese momento fue una antigua escultura de autor anónimo, talla completa y dimensiones algo inferiores al natural, propiedad de Don Rafael Rodríguez Ortega, miembro de la familia Rodríguez Correa. Esta imagen, muy popular entre el colectivo gitano cordobés, concitó que buena parte de sus primeros cofrades fuesen de raza gitana marcando para siempre "el estilo, la forma de procesionar y de estar” en la calle de la Hermandad. Por eso es conocida hoy como la hermandad de los Gitanos.

Tras estos primeros años de posguerra en los que prolifera la fundación de nuevas hermandades y la reorganización de otras antiguas, se produce un proceso de consolidación que aunque no afecta a todas de la misma forma, algunas llegan incluso a desaparecer, se prolonga hasta la crisis que vivirá el mundo cofrade cordobés en los años sesenta. En 1944 el cortejo penitencial estrena la mesa para el paso de la Virgen (ya que lo venía haciendo gracias a una cedida por la Hermandad del Resucitado), la bandera Concepcionista y un nuevo y corto itinerario que, alejado de las calles habitadas por el colectivo gitano, provoca numerosos roces y problemas con los hermanos.

En la Semana Santa de 1946 será la última salida procesional de la primitiva imagen de la Virgen. La imposibilidad de rendirle culto continuado, las infructuosas tentativas de adquirirla en propiedad y la advertencia del propietario de no volverla a prestar, lleva a la Junta de Gobierno a decidir hacerse con una imagen propia aceptando, como solución provisional, el ofrecimiento de Amador Moreno Cabello, párroco de Santa Marina y consiliario, de una imagen de la Virgen que se encontraba en la capilla pegada al lado del Evangelio. En ese mismo año, la Hermandad contactó con el joven escultor Juan Martínez Cerrillo. El 1 de agosto de ese año se le encarga la reforma del paso (respiraderos de talla) y la imagen de María Santísima de la Esperanza cuya bendición después de mucho retraso se realizó el 16 de febrero de 1947. La ilusión despertada por la posesión de la nueva imagen desencadena la consecución de mejoras para su embellecimiento. En 1948 la Cofradía logra estrenar una saya color turquesa, las gualdrapas del paso y encarga a Cerrillo la confección de un palio y el bordado del manto. Para costearlos, la hermandad realizó un festival taurino aprovechando las collaciones de mayor sabor taurino de la ciudad. El estreno del palio conlleva que el paso no pudiara salir de su sede canónica, la parraquia de Santa Marina de Aguas Santas, que con ello el cambio de recorrido.

Finalizando el año, en noviembre de 1953, tiene lugar otro hecho trascendental para la Hermandad al contratarse, por importe de siete mil pesetas, la realización de la imagen del Señor y el proyecto de paso para Juan Martínez Cerrillo. Su bendición bajo la advocación de Ntro. Padre Jesús de las Penas tuvo lugar el 27 de marzo de 1954.

Las cofradías de "posguerra", de manera generalizada, fueron fundadas sin respaldo devocional, sustentadas por un pequeño núcleo cofrade que se activa sólo o principalmente durante la cuaresma, el apoyo del clero parroquial donde están asentadas y el manto protector de las autoridades civiles y militares del régimen político surgido de la Guerra Civil. Esto, junto con otras consideraciones, derivará en una crisis de la que no se saldrá hasta que, mediados los años setenta, la masiva incorporación de jóvenes al mundo cofrade cordobés impulse definitivamente nuestra Semana Santa.

En el año 1958 se produce la primera salida procesional de Nuestro Padre Jesús de las Penas y se estrena, con este motivo, el paso de guadamecíes que diseñará Juan Martínez Cerrillo. En 1959 se aprueba alquilar a las MM. Clarisas, un lateral del aledaño convento de Santa Isabel de los Ángeles, acondicionándolo para solucionar el tremendo problema del entoldado provisional desde el que se realiza la salida procesional los últimos años.

La Crisis se agravada al año siguiente cuando la Agrupación de cofradías, ante la presión de los comerciantes, alarga la carrera incluyendo la zona centro. Esta crisis se vive de forma importante en nuestra Hermandad siendo una de las tres cofradías que en 1962 suspendió su salida procesional por disconformidad con el itinerario oficial.

El 8 de diciembre de 1977, por las obras de restauración emprendidas en Santa Marina y gracias a las facilidades ofrecidas por Manuel Márquez González, párroco de la Iglesia de San Andrés Apóstol, se produce el traslado de la Cofradía a dicho templo con la coincidencia del Rosario de la Aurora.

En 1979, los Titulares salen por fin juntos desde San Andrés. Pero no es la única novedad. Una cuadrilla de hermanos costaleros se faja por primera vez bajo las trabajaderas de Mª Stma. de la Esperanza y baja la Cuesta del Bailío, convirtiendo ese momento en una de las señas de identidad que quedarán para el futuro ya que son miles las personas que acompañan nuestro desfile penitencial en este lugar. Al termino de las obras en la parroquia de Santa Marina se decidió por la seguridad que ofrecía a los titulares y a la especial belleza que el templo aporta a la salida y entrada de los Titulares, se decidó permanecer en San Andrés convirtiéndose así en un cambio oficioso y definitivo de sede canónica lo que comenzó sólo como una situación temporal. Pero la hermandad mantuvo el tránsito ante su primitiva sede en todas sus estaciones penitenciales hasta el año 1997, en cuyo año empezaron las obras de restauración de San Andrés que hicieron salir a la Cofradía desde su Casa de Hermandad y era inviable el paso por el barrio.

En 1989 se celebra el Cincuentenario Fundacional de la Hermandad y para conmemorarlo se organizan toda una serie de actos. Otro hecho destacado es que en 1989 es la contratación del nuevo paso de Ntro. Padre Jesús de las Penas por un importe de 4.300.000 pesetas.

En 1991 se produce una entrevista con el imaginero cordobés Antonio Bernal Redondo para que le realizarle el encargo de las nuevas imágenes del misterio, con las que se transformará totalmente la estética del paso del Señor. Dos años más tarde, en 1993, Ntro. Padre Jesús de las Penas procesiona acompañado de las figuras realizadas por Antonio Bernal; dos esclavos, dos romanos y un sanedrita, conformando un conjunto equilibrado que es pronto la admiración del pueblo cordobés.

El 15 de diciembre del 2002, culmina el sueño anhelado de la hermandad tiempo atrás con la presentación de la Banda de Música "María Santísima de la Esperanza" en un acto público celebrado en la parroquia de San Andrés. También la rápida progresión en estos últimos años de la banda del paso cristo, A.M.la pasión(de linares) y la compenetración de esta con la cuadrilla de costaleros han supuesto nuos "andares del paso" que han atraído a los fieles. La hermandad ha ido cogiendo protagonismo en estos últimos años convirtiendose en una de las más influyentes hermandades de la Semana Santa cordobesa, y su particular cuesta de bailío, ninguna hermandad más lo hace, se ha convertido en uno de los "puntos calientes" del Domingo de Ramos en la Semana Santa andaluza.


Imágenes



En noviembre de 1953, la Hermandad y Cofradía encarga la realización de la imagen de Ntro. Padre Jesús de las Penas al imaginero cordobés Juan Martínez Cerrillo, siendo bendecida el día 27 de marzo de 1954 en una ceremonia celebrada en Santa Marina en la que actuó como padrino el matador de toros "Calerito", a quien la Hermandad agradecía con esta distinción su contribución al ajuar de la Virgen.

Su rostro, de acusado perfil gitano, presenta expresión de cansancio y abandono, a la vez que un semblante sereno, de una penetrante tristeza y de una edificante humanidad; unos ojos de mirada profunda e infinita, párpados caídos, pómulos marcados y labios entreabiertos. Las sienes, ceñidas por la corona de espinas, manan gotas sangre que suavemente caen por frente y pómulos. La imagen despierta un enorme sentimiento de compasión en quien la contempla.

El Misterio:



Las figuras realizadas por Antonio Bernal en madera de cedro y policromadas se presentan como esculturas para vestir, dotadas de gran realismo y representadas en movimiento, realizando la acción:

- El sanedrita está representado de pie, con el brazo izquierdo extendido, exigiendo que sus órdenes sean cumplidas. Viste túnica blanca y manto azul cubriendo su cabeza con una tiara que alude a la dignidad religiosa. La espada es obra realizada por Florián.

- Los soldados romanos han sido caracterizados de acuerdo con la época; llevan calzas, faldellín corto y coraza, así como relucientes cascos decorados con plumas blancas.

- Los esclavos, con los cuerpos desnudos, sólo se cubren con un calzón corto, según era habitual en el momento en que se desarrolla la escena. Su autor, por petición expresa de la Hermandad, se inspiro en modelos reales, eligiendo dos gitanos cordobeses para efigiar a los esclavos.



Juan Martínez Cerrillo talló la bendita imagen de Mª Stma. de la Esperanza.

imagen de vestir de tamaño natural, una Virgen morena, de rostro juvenil y aniñado, con una expresión de dolor contenido por unos intensos ojos verdes que parecen retener el llanto.


Pasos Procesionales


Es un paso de estilo neobarroco con diseño de Antonio Díaz Fernández y carpintería del mismo autor realizado en madera de pino de Flandes entre los años 1990-1992, con unas dimensiones de 4'30 por 2'40 m. y una canasta de 1'45 m. de altura.

Presenta una canastilla de vuelta con una talla muy henchida, cabezas de querubines y con cartelas sobrepuestas para dar más realce al conjunto (único en su género) decoradas con el escudo de la Hermandad, el ancla marinera y la corona de espinas (frontal), las fachadas de nuestras sedes canónicas en los laterales (derecha Sta. Marina e izquierda San Andrés), motivos heráldicos de las cofradías hermanas del Domingo de Ramos en las esquinas y trasera.


En 1946 se encarga a Juan Martínez Cerrillo la reforma de la talla de la mesa y cuatro años más tarde, en 1950, María Santísima de la Esperanza procesiona bajo un palio de ochava por primera vez.

En 1950 se estrenaron los varales, realizados en metal plateado por Angulo en Lucena, y el palio, confeccionado por las Madres Adoratrices de Córdoba con techo y bambalinas de malla, encaje, terciopelo verde, guadamecíes y sedas de colores, decorados con el escudo de la Hermandad portado por Ángeles y símbolos de la Esperanza. Diseñado por Juan Martínez Cerrillo, la combinación de los distintos materiales hacía diferente a este palio, destacándose por su gran vistosidad.

En 1953 se incorporaron los candelabros de cola y la candelería de 83 piezas, realizada en metal plateado por Angulo en Lucena por un total de 12.000 pts. La iluminación con luz de cera, usada ese año por primera vez, confiere al paso una gran plasticidad habida cuenta que, ante su escasez, era frecuente iluminar con luz eléctrica (como se aprecia en la fotografía superior).

Los respiraderos se realizaron en 1962, estando hechos por Angulo de Lucena en alpaca plateada y cincelada realzada con tondos circulares dorados decorados con los emblemas de la Pasión. Fueron restaurados en el año 2001.

En 1965 sale a la calle por primera vez con los faldones bordados, algo inusual en los pasos cordobeses de aquella época. Las gualdrapas habían sido adornadas por las Madres Adoratrices utilizando, según versiones, los bordados de aplicación del antiguo manto realizado en 1944 y los bordados inicialmente previstos para el manto de 1966.

Casa Hermandad: C/ Escañuela nº 10




Su Templo

Iglesia de San Andrés



Las obras de la Iglesia primitiva comenzaron en el último cuarto del siglo XIII y terminan en 1489, cuando se levanta la portada principal con elementos del último gótico. Se erigió con el típico modelo cordobés de planta rectangular de tres naves divididas en tramos por arcos apuntados, sin crucero y con ábsides en la cabecera, el central poligonal precedido de un espacio rectangular y los laterales planos. La nave central era más alta y ancha que las laterales y todas se cubrían con techumbre de madera.

Por estos mismos años se comenzó la decoración interior del templo. En abril de 1499 Andrés Fernández concierta con los hermanos de la cofradía de las ánimas del Purgatorio el retablo de la Asunción, una pieza de notable interés debido a la escasez de obras de este período, siendo un claro exponente de la retablística de mediados de siglo. Esta formado por banco, cuerpo de tres calles (central y laterales) y ático.

La parroquia vio culminada su obra arquitectónica en el siglo XVI, durante el mandato del Obispo Fray Martín de Córdoba y Mendoza (1578-1581), cuando se construyó la torre inspirada en el modelo diseñado por Hernán Ruiz II para la vecina iglesia de San Lorenzo. La torre está realizada en piedra y es de planta cuadrangular, con dos cuerpos, destacando en el primero los escudos del obispo Córdoba y Mendoza.

Durante el siglo XVII San Andrés vio como sus paredes se decoraban con lienzos que le confieren un interesante patrimonio pictórico. Entre ellos cabe destacar la serie que representa un Apostolado de medias figuras catalogada por Ramírez de Arellano como de la escuela de Céspedes y realizada probablemente por Juan de Peñalosa (atribuido por Valverde Madrid a Antonio Monroy), a quien se atribuye también un Crucificado de 1610, los dos lienzos de Antonio del Castillo fechados en 1650 (Adoración de los Reyes y Descendimiento) o la "Inmaculada" firmada por Antonio Acisclo Palomino en 1670.

A finales de siglo la Cofradía de Ntro. Padre Jesús del Buen Suceso debió encargar la imagen de su Titular que, aunque de autor desconocido, se relaciona con el taller de Roldán y sus seguidores.

En el siglo XVIII, ante las malas condiciones que presentaba el edificio, se elevó un nuevo edificio que se amplió con terrenos del cementerio parroquial y cambió de orientación, convirtiendo la cabecera, naves y portada principal en los brazos del crucero del nuevo templo. Las obras concluyeron en 1733 y fueron realizados por los hermanos Juan y Luis Aguilar, maestros del Obispado de Córdoba, que proyectaron un edificio de planta rectangular y cabecera recta, con crucero y tres naves de tres tramos, cubriendo con bóvedas de aristas las naves y el presbiterio, con cañón con lunetos los brazos de la cruz y con bóveda baída el crucero. La fachada principal es una composición en hastial dividida en tres calles, siendo la central más ancha que las laterales y coronada por frontón triangular a cuyo pie se encuentra la portada principal, que presenta quebrada cornisa decorada con el escudo del que fuera mecenas de toda esta reforma, el Obispo Siuri, y una hornacina con la imagen de San Andrés Apóstol.

Nada más concluir las obras se procedió al exorno del nuevo templo. La Capilla del Sagrario fue la primera que vio cubierto su testero principal con el retablo de columnas salomónicas realizado por Juan Fernández del Río en 1739. Por los mismos años se debió realizar el altar de Ntra. Sra. de los Ángeles y su pareja, el altar de San José. En la nave de la Epístola está el Altar de Animas fechado en 1721, formado por una mesa de mármol negro y un gran lienzo de medio punto que presenta a la Virgen rodeada de santos sacando a las almas del purgatorio.

A mediados de siglo, gracias a la gestión del Obispo Miguel Vicente Cebrián, se acometió la realización del retablo del altar mayor encargándose a Alonso Pérez la talla de un banco de piedra negra según planta y perfil de Teodosio Sánchez Cañada, quien intervino a su vez en la ejecución del retablo diseñado por la gubia hispalense de Pedro Duque Cornejo, a quien se deben también las esculturas de San Rafael, San Miguel, los dos Ángeles de la Pasión y el crucificado debiéndose la escultura de San Andrés al mismo Teodosio Sánchez. El trabajo lo culminaría Luis Romero entre 1763-1765, con el dorado del retablo y el estofado de las siete esculturas.

A comienzos del siglo XIX Juan Nepomuceno Henao costeó el altar de San Juan Nepomuceno, formado por un retablo de estética clasicista con la imagen coetánea del titular y Dª Dolores Muñoz sufragó el altar de Jesús Nazareno protagonizado por un lienzo del titular. Igualmente, la actual Capilla del Bautismo, de planta rectangular y cubierta plana, procede de la reforma realizada en este siglo.

Ya en el siglo XX, además de la donación de un Cristo de Animas por ángel Redel en 1924, se produce un significativo incremento de la imaginería procesional con la adquisición por parte de la Cofradía del Buen Suceso de la imagen de Ntra. Sra de los Dolores, obra realizada por Joaquín Sánchez en 1982, y posteriormente con la imagen de Mº Stma. de la Caridad realizada por Miguel ángel Jurado en 1991.

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